Se trata de una historia de fantasmas ambientada en una mansión victoriana donde una institutriz debe hacerse cargo del cuidado de dos niños inocentes. La institutriz nada más llegar comienza a percibir la presencia del espectro de Peter Quint, un siniestro y cautivador fantasma que había sido el criado de la casa en la anterior etapa, y que se supone mantuvo turbias relaciones con la anterior institutriz, Miss Jessel. Posteriormente es a los dos niños a los que transmite el clima espectral que invade la mansión. Todo termina en tragedia, con la muerte del niño de diez años, Miles, en brazos de la institutriz, al no soportar la fuerte influencia que ejercía Quint sobre él.
La particularidad de la obra de James es la multiplicidad de interpretaciones que el lector puede hacer de esta historia, sobre todo en relación a la percepción de espectros por parte de los personajes: puede ser una invención de la mente perturbada de la institutriz; los fantasmas son vistos por todos o sólo por algunos; los demás quieren convencer a la institutriz de que no son ciertas las apariciones, aunque las vean; se manifiestan o no los espectros...
La escenografía que propone David McVicar en este montaje del Teatro Real de Madrid acrecienta aún más la sensación de ambigüedad de la historia narrada: hace aparecer en escena a múltiples criados que se desconoce si son espectros o seres de carne y hueso, todo ello arropado por una escenografía inquietante y llena de ambientes góticos.
Más información en la propia web del Teatro Real:
http://www.teatro-real.com/es/eventos/otra-vuelta-de-tuerca
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