martes, 22 de marzo de 2011

Las cuitas amorosas de Werther, en el Real

Tras el estreno de la ópera de Pilar Jurado, le toca el turno a una ópera de repertorio, como es debido, hombre. Francesa y del XIX, para ser más exactos: Werther, de Jules Massenet. Va a estar en cartel hasta el 6 de abril con el tenor catalán Josep Bros debutando en el papel titular, en mi opinión una voz adecuada para el personaje, pero alejada de la lección magistral que otorgaría el maestro de maestros, el Werther personificado: Don Alfredo Kraus (memorable su grabación con Michel Plassons). Junto a Bros (o en el segundo reparto, Giuseppe Filianoti), la mezzosoprano françaisse Sophie Koch (o Sonia Ganassi) encarnará a su amada Charlotte, casada con Albert, al que dará vida nuestro barítono Ángel Ódena. Dirección musical de Emmanuel Villaume y escénica de Willy Decker. Por lo que hemos llegado a apreciar, la escenografía es más simple que un plátano (digo esto por el color que abunda en ella, el amarillo), está desprovista de la decoratividad burguesa propia del XIX. Es la época del imperialismo minimalista, señores.


Sobre la ópera

El libreto de la ópera es de tres señores: Edouard Blau, Paul Milliet y Georges Hartmann, y está basado en la novela epistolar Die Leiden des jungen Werthers (Las desventuras del joven Werther, 1774) de ese poeta alemán universal, Johann Wolfgang von Goethe, motivo de inspiración de muchas partituras musicales clásicas. La ópera fue estrenada primeramente en alemán en la Hofoper de Viena el 16 de febrero de 1892 y posteriormente en el idioma de los autores, en la Opéra Comique de París el 16 de enero de 1893, siendo ésta la versión en la que se suele representar asiduamente. Está ambientada en las cercanías de Frankfurt, a finales del XVIII.

Ópera romántica 100% es Werther. Y encima es francesa, con lo que ya os podéis imaginar hasta qué punto. Aunque se trata de un romanticismo tardío. La música de Massenet, para mí la más poética y melancólica de todas las escritas por su pluma, describe y plasma en todo momento cual paleta psicológica los sentimientos apasionados y apesadumbrados del personaje hacia su amor imposible, Charlotte. La orquesta está al servicio del drama, desde el comienzo hasta el fin, y por ello, no hay números cerrados, es un fluir continuo de música, al estilo wagneriano. Como particularidad, señalar que, para no abortar el tenso clima cargado de dramatismo que se desarrolla entre los actos tercero y cuarto, Massenet optó por unirlos sin solución de continuidad por un interludio orquestal. Algo de Wagner se le había pegado. No obstante, junto a los pasajes líricos y dramáticos representados por Werther, Charlotte y Albert, también tienen su hueco los cómicos o los ingenuos: el ensayo de un villancico navideño por los niños en el acto primero, los números de los personajes secundarios ensalzando el vino (Schmidt y Johann) o la frescura que destila el delicioso papel de la joven hermana de Charlotte, Sophie (soprano).


Las voces está tratadas con un perfil psicológico muy verista y un nivel de exigencia especialmente elevado (sobre todo las partes de tenor y soprano): el duro y dilatado papel de Werther (tenor) se ha llegado en denominar el "Tristán" francés, comparando sus dificultades vocales e interpretativas con las del Tristán e Isolda wagneriano. Werther es un joven ególatra, apasionado, idealista, soñador, un románticón empedernido. Es una ópera hecha exclusivamente para el tenor (lírico), no hay ninguna duda, no para de cantar en toda la obra. El pobre llega al final exhausto (natural que tenga que morirse).

Pero la mezzosoprano no se queda corta: a ella se le pide casi igual exigencia. Me atrevería a decir que su papel (una joven burguesa) es mucho más difícil de recrear tanto psicológicamente como en lo vocal que la Carmen de Bizet, también para esta cuerda. Los dos últimos actos de la obra son pruebas de fuego dramático tanto para ella como para tenor. El único que no tiene mucho que sufrir vocalmente es Albert, el barítono, que realiza intervenciones esporádicas y no especialmente duraderas durante la obra (entre ellas un breve aria en el primer acto y tres dúos -acto primero con Sophie, acto segundo con Charlotte y Werther-). Con más o menos grado de protagonismo se encuentra el personaje de Sophie, que aporta el tono juguetón y jovial a esta dramática ópera, una soprano ligera con un manejo ágil de semicorcheas.


Fragmentos destacados

Entre los fragmentos con los que yo personalmente me quedo, para empezar, con el preludio, integrado por dos partes claramente diferenciadas (una oscura y amenazadora, anuncio del drama; otra más lírica y ensoñadora, describe el amor apasionado de Werther); tras él, la encantadora escena que abre el primer acto con los niños y su padre el Magistrado ensayando el villancico, de una puerilidad irresistible. La llegada de Werther a la casa del Magistrado "Je ne sois si je veille ou si je rêve encore", y por lo tanto, su aparición en escena, está imbuida de un profundo lirismo y éxtasis contemplativo, con la presencia de instrumentos solistas, como el violonchelo, el arpa y los vientos madera. Al final del acto primero se desarrolla otro momento de delicadeza y sonoridad etérea: claro de luna y primer dúo amoroso de Werther con Charlotte, interrumpido por el anuncio de la llegada del prometido de ésta, Albert, lo que cambia drásticamente el clima de leve ensoñación en cruel desengaño, con las palabras de Werther: "Un autre... son époux!" (Otro, su esposo), concluyendo el acto de forma violenta.

En el segundo acto destaca el brindis "Vivat Bacchus"  (frase que ya se escuchó en el primer acto cantada por el Magistrado), dedicado al dios del vino entonado por los personajes de Schmidt y Johann, lo que contrasta con los sones cercanos del órgano en una iglesia cercana. La graciosa y sencilla Sophie entona una grácil canción a ritmo de minueto: "Tout le monde est joyeux" invitando a bailar al joven poeta, pero éste se siente apesadumbrado al comprobar que sigue manifestando una pasión ardiente por Charlotte, ya casada con Albert, y lo demuestra en su última intervención de este acto.


El acto tercero se inicia con la conmovedora "escena de la carta", en donde Charlotte lee una las que le ha enviado Werther: "Je vous écris de ma petite chambra". El ecuador de este acto es el aria que se ha hecho más popular (la única que ha hecho célebre a esta ópera) el "Pourquoi me rêveiller, o souffle du printemps?" que entona un exaltado Werther, una poesía propia dirigida a su amada Charlotte, lo que hace que los dos entonen su amor en un largo e intensísimo dúo (con la melodía del aria precedente) que vuelve a ser interrumpido cuando Charlotte reacciona contra sus verdaderos sentimientos. Ello provoca que Werther se precipite fuera de la casa dispuesto a lo peor. El interludio orquestal que separa ambos actos nos traslada a la casa del poeta, mostrándonos a un Werther herido de muerte (no llega a verse en escena cómo se autodispara): todo el acto cuarto es un nuevo dúo amoroso entre los protagonistas, pero ahora con un clima de absoluta desolación y viejos recuerdos felizmente guardados. La ironía entra por la ventana: es Navidad y se escucha en la lejanía a los niños entonar alegres el villancico ("Noël, Noël") mientras Werther expira en brazos de una desesperada Charlotte.





Aquí dejo el vídeo que incluye el Teatro Real en su página web, y otro de la Agencia Efe en el que Bros habla sobre el personaje que interpreta, Werther.





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