domingo, 17 de abril de 2011

Los veristas, desde el Liceo

Cinesa vuelve a ofrecer a sus espectadores las gafas 3D para presenciar el programa doble de ópera conformado por Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni e I Pagliacci de Ruggero Leoncavallo. Será en directo desde el Gran Teatro del Liceo de la Ciudad Condal este Martes Santo, 19 de abril.


 Será con arreglo al siguiente reparto:

Cavalleria Rusticana
Mamma Lucia: Josephine Barstow
Santuzza: Ildiko Komlosi
Turiddu: José Cura
Alfio: Marco Di Felice
Lola: Ginger Costa-Jackson

 I Pagliacci
Canio (Pagliaccio): Marcello Giordani
Nedda (Colombina): Ángeles Blancas
Tonio (Taddeo, el Prólogo): Vittorio Vitelli
Beppe (Arlecchino): David Alegret
Silvio: Jean Luc Ballestra

 La dirección escénica corre a cargo de Liliana Cavani y Daniele Callegari empuñará la batuta en el foso.



El verismo italiano

Estas dos óperas representan el inicio de la joven escuela verista de composición. Esta nueva tendencia escénico-compositiva fue inaugurada por Cavalleria Rusticana de Mascagni en 1890, ópera que obtuvo el primer premio en un concurso de óperas en un acto escritas por jóvenes compositores italianos patrocinado por la casa Sonzogno, rival de la famosa Ricordi de Milán. Aunque fue dos años más tarde con el estreno de I pagliacci de Leoncavallo cuando los postulados del verismo italiano quedaron completamente definidos. Estos son los siguientes:


- Interés por la realidad cotidiana: realismo
- Anulación de la división tradicional entre arias, dúos, coros... que, aunque reconocibles, se diluyen en el discurso musical
- Supresión de la obertura orquestal, preferencia por el preludio
- Preferencia por interludios o intermezzos orquestales que separan actos o escenas para relajar la tensión dramática
- Valoración del leitmotiv como elemento esencial de estructuración y cohesión de la composición dramática, pero no de forma tan reiterativa como en el drama wagneriano


Ambas óperas, de duración parecida, suelen representarse tradicionalmente en una sola función por afinidades estilísticas y por ser las inauguradoras de dicha tendencia compositiva, el verismo.

Puesto que ya hablamos largo y tendido de I Pagliacci (Los Payasos) en esta entrada, haré un repaso a los principales números musicales de Cavalleria Rusticana (Caballerosidad Rústica).



Cavalleria Rusticana

Como curiosidad os diré que esta ópera forma parte esencial de la banda sonora de la tercera cinta de El Padrino, la espectacular trilogía cinematográfica de Francis Ford Coppola: ilustra los momentos en que el hijo de Michael Corleone, tenor, va a debutar en Italia con esta ópera, a la que asiste toda la familia Corleone, mientras una conspiración se está fraguando dentro del propio teatro para acabar con la vida del cabecilla de la familia.

Fue estrenada el 17 de mayo de 1890 en el Teatro Costanzi de Roma. Con un breve libreto de Giovanni Targioni-Tozzeti y Guido Menasci, basado en un cuento de Giovanni Verga, la acción de la obra se desarrolla en una aldea rústica siciliana, en época de Pascua, durante el siglo XIX.

Se abre la ópera con un magnífico preludio donde ya se evoca el drama al que asistiremos (gracias a la profusión de crescendos y fortísimos de la orquesta, al que siguen pianisimos, creando un expresivo contraste) y en él se integran los principales temas que se escucharán a lo largo de la ópera. Justo en el medio de dicho preludio, Turiddu (tenor) entona una siciliana ("O Lola, bianca come fior di spino") hacia su amada Lola (casada con el carretero Alfio) para concluir en la orquesta con los temas previamente escuchados.

El bucólico coro inicial ("Gli aranci olezzano"), con su introducción orquestal, es un prodigio de musicalidad, con un efectivo contraste melódico entre las voces de hombres y mujeres que salen de la Iglesia, bajo los sones de las campanas del campanario. La rítmica entrada del carretero Alfio (bajo) a bordo de su calesa ("Il cavallo scalpita") se produce a golpes de fusta con el varonil acompañamiento del coro de hombres.

La escena siguiente está dedicada a la alabanza de la Virgen y su hijo El Salvador en el día de Pascua, y nos sumerge en el interior de la Iglesia, donde un místico coro con acompañamiento de órgano canta un intimista Regina Coeli (Reina de los cielos), antes de que la voz de la soprano se alce para iniciar la plegaria, concluyendo el número de forma gloriosa en un elevado fortisimo de orquesta y coro.


El primer dúo importante de la ópera es el que mantienen Turiddu (tenor) y Santuzza (soprano), dúo interrumpido por la aparición de Lola (mezzo) con lo que se convierte en un terceto (Lola entra con su bella canción en tres por cuatro "Flor de giaggiolo"), tras lo cual se reanuda de nuevo el dúo entre Turiddu y Santuzza (con melodías extraídas del Preludio y del Regina Coeli escuchado antes), un tenso y dramático momento en el que Santuzza comunica a su marido que sabe que él ha ido a Francofonte a encontrarse con Lola. Turiddu en una frase de exaltado lirismo "Bada, sclavo non so..." la rechaza tratándola con desprecio y dejándola en una situación humillante, momento en el cual, tras un pasaje orquestal que relaja el clímax, aparece Alfio (bajo) al cual revela Santuzza que Lola le es infiel con Turiddu ("Oh! Il signore vi manda"). Este otro dúo adquiere cotas de increíble energía y violencia en la textura orquestal al descubrir Alfio las relaciones de su esposa con Turiddu y jurar venganza hacia su ofensor mientras Santuzza se arrepiente de haber revelado la verdad.

El famoso Intermezzo (prodigio de musicalidad) sucede a este dúo y relaja el tenso clima precedente, con una bellísima melodía donde el registro agudo de las cuerdas y el órgano en pedal son los auténticos protagonistas de la pieza, que nos devuelve al ambiente de recogimiento y espiritualidad del Regina Coeli.

La escena siguiente comienza con un recuerdo del coro de la introducción ("A casa, a casa, amici") tras lo cual Turiddu entona su famoso brindis en honor al vino que se supone ha traído de Francofonte ("Viva il vino spumeggiante"). La expectante y misteriosa escena siguiente (dominada por las cuerdas graves con tenues y continuos toques de timbal) es el momento en el que aparece Alfio, que, tras rechazar el vaso de vino que le tiende Turiddu, mantiene unas ambiguas palabras con él tras las cuales Turiddu realiza el gesto siciliano para aceptar un duelo: morder la oreja del contrario (código de honor al que alude el título de la ópera).

La ópera concluye con el escalofriante aria "Mamma, quel vino è generoso" que dirige Turiddu a su madre (Mamma Lucia, mezzo), despidiéndose de ella y encomendándola que cuide de Santuzza si él no volviese, pues intuye que va a morir en el duelo (Turiddu engaña a su madre atribuyendo a los efectos del vino todo lo que la está transmitiendo, aunque se lo manifiesta conscientemente, con todo su verdadero dolor). Tras salir Turiddu presuroso fuera de escena, la orquesta describe el momento del encuentro entre ambos rivales (con un recuerdo en fortísimo del tema del Regina Coeli junto a las exclamaciones que profieren las dos mujeres, Santuzza y Lucia, previéndose lo peor), cuando, acto seguido, suenan unos aterradores gritos de una aldeana al descubrir el cadáver de Turiddu, cerrándose la ópera en punta con violentos acordes del metal y la percusión.

Dice el refrán popular que "ojos que no ven, corazón que no siente": muchas veces las tragedias humanas son evitables mientras no se descubra la verdad de las relaciones extraconyugales. Creo personalmente que muchas veces es mejor vivir en la ignorancia. Óperas como ésta nos dan una auténtica lección de vida.







No hay comentarios: