La presente entrevista fue concebida por mi buen amigo el que fuera actor-cantante y actual conferenciante y divulgador de zarzuela Don Enrique Suárez Sánchez hace algunos años para una asignatura de mi carrera universitaria. Con gusto la comparto hoy con vosotros en este blog.
Este melillense cuya gran pasión siempre ha sido y es el género lírico español, desempeñó la disciplina de producción en los comienzos de la televisión en España (TVE) de
Preguntas relacionadas con su labor en TVE
P: ¿En qué programas ha trabajado y qué tipo de contenidos se ofrecían en ellos?
R: Semanal Informativo comenzó el 27 de marzo de 1973. Este programa nació para reunir, estructurar y dar al público una información general de los acontecimientos importantes que habían ocurrido en España la semana anterior. Lógicamente había una censura política y oficial, y también particular de los redactores, pues sabía cada uno hasta donde podía llegar. Se emitía como ahora, los sábados, después de los informativos. Todo esto contribuyó a tener un programa semanal, y es hasta la fecha, el programa más antiguo de TVE, después de los telediarios, de toda la televisión española.
Ayer domingo fue un programa inspirado en otro italiano, Domenica sportiva. Nos fuimos el director y yo a Roma para ver cómo funcionaba aquel programa y traducirlo aquí, a la española. Los lunes después del telediario lo emitíamos en directo, con las imágenes tomadas del día anterior.
Otros fueron Panorama de actualidad y La España de siempre, éste mensual, en el que se reflejaba la actualidad de cada provincia. Yo me tenía que poner en contacto con los gobernadores civiles, y como se veía en El Pardo, querían que sus provincias fueran las mejores dotadas y organizadas. Recuerdo que tenía todas las facilidades del mundo para filmar esos programas.
P: ¿Qué puntos de vista se ofrecían de las informaciones, cómo era la visión de los hechos, total, parcial?
R: Era total, pero con censura. El punto de vista del redactor jefe casi nunca era el personal, sino el supeditado al ambiente general. Pero dentro de todo, no se falseaba ni se manipulaba nada. No tengo constancia de ello ni lo he observado. Sí se pudieron haber ocultado o silenciado algunas cosas, sobre todo de carácter social.
P: ¿Cómo eran las técnicas y procedimientos empleados en la recogida y elaboración de la información?
R: En Ayer Domingo los corresponsales nos mandaban los rollos de 30 metros de 16 mm donde habían filmado el partido correspondiente a su ciudad; se llevaba al laboratorio, éste lo positivaba, nos lo remitían a Prado del Rey y según la hora en que llegaban, se emitían.
Las redacciones eran unas salas inmensas todas llenas de olivettis con todo el mundo escribiendo sus artículos. Recuerdo la imagen de los presentadores de cada telediario correspondiente bajando por los ascensores memorizando las notas del redactor, que había acabado hacía diez minutos, en función de una noticia, para luego emitirla en directo.
Luego empezó el “auto-cue”, una pantalla o reproductor colocada debajo de cada cámara correspondiente señalada por el regidor al presentador en la que en grandes caracteres se proyecta el texto de las noticias. Ahora el presentador lo lee todo. Antes era memoria, locutaba el texto con él al lado del micrófono; ahí estaba su habilidad para mirar de reojo el texto de vez en cuando y seguir.
Suárez fue editor y jefe del régimen interno de NO-DO en los últimos años de la dictadura franquista.
P: ¿Qué era realmente el NO-DO y cuál era su finalidad?
R: Era el noticiario oficial español en forma de corto que se ofrecía antes de las películas. Nos contaba siempre dentro de esa censura, lo que había acontecido de importancia en España y en el mundo. Luego surgió el llamado “imágenes”: reportajes en general sobre cuestiones sociales, culturales, ambientales y de deportes.
P: ¿Cómo y hasta qué punto piensa que ha cambiado el panorama a la hora de ofrecer contenidos audiovisuales? ¿Cómo se fue adaptando la TV a los nuevos acontecimientos sociales?
R: Recuerdo que cuando murió Franco gente muy cercana a mí que no tenía mis ideas pensaba que iba a resurgir la cultura, ya que en los programas había muchos realizadores de cine, como Lazarov o Cuerda (a los que teníamos en Informe Semanal).“Ahora vamos a hacerlo todo”, pensaban. Pero todo eso se vino abajo. La gente se creyó que, con la libertad de expresión y ya que la censura no existía, se iban a realizar verdaderas maravillas en el cine, y las únicas películas que se hicieron fueron las del destape. Asimismo, desgraciadamente lo único que salió en TV fue lo que tenemos ahora: las obscenas ediciones y programas del corazón.
Preguntas relacionadas con su labor artística como actor-cantante de Zarzuela
P: ¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del teatro lírico?
R: En los años 1947-48 en una residencia de estudiantes de Valladolid, yo estaba cantando napolitanas y me vino un estudiante de medicina que estaba preparando el festival de fin de curso con una comedia fundiendo dos películas, El príncipe estudiante y Siete novias para siete hermanos. Lo tenía todo menos el cantante y al oírme a mí me contrató, realizándose la función. Casualmente ese día estaba invitado un estudiante de canto allí y me preguntó que si no me había planteado estudiar canto; yo le dije que no y me dio la tarjeta de un profesor para presentarme en una audición. Éste se entusiasmó tanto con mi voz que me dijo que yo era un tenor dramático, verdiano, en toda regla. Al volver a Melilla el ayuntamiento me concedió una beca y me fui a Madrid a estudiar. Allí se me buscó una audición con el maestro Joaquín Deus, que apreció que mi voz de tenor dramático era más bien de barítono. Estaba preparando la opereta La Viuda Alegre en versión de Alfonso Paso, y con ella debuté en 1966 en el Teatro de la Zarzuela , en la compañía Amadeo Vives.
Suárez formó parte como barítono en las compañías líricas Amadeo Vives (que dirigía el maestro de maestros de la puesta en escena, José Tamayo) y la titular del Teatro de
P: ¿Qué peculiaridad tenía la forma de representar de José Tamayo? ¿Era única en su género?
R: Única, el golpe de vista. Fue el que le dio una mayor importancia al ballet en la representación. Fue un gran trabajador: en una ocasión estábamos en el Teatro Romano de Mérida ensayando. Cuando el sol empezó a aparecer por detrás del escenario se creyó que le habían encendido un foco. Han de pasar muchísimos años para que en el teatro lírico aparezca una figura como él.
P: Se suele decir que la forma de cantar en zarzuela es más dificultosa que la de la ópera, debido a la colocación constante de la voz, al hablar y cantar. ¿Es eso cierto?
R: No hay cantantes de ópera y cantantes de zarzuela, sino que hay buenos y malos cantantes. El de ópera puede cantar zarzuela perfectamente, y viceversa. Interpretar zarzuela es mucho más difícil que interpretar ópera. Lo asemejo a dos pintores que pintan una pared: uno está en un andamio con una brocha en su mano y el cubo de pintura al lado, el otro en una escalera, con la brocha en su mano, y el cubo debajo de la escalera. Éste moja la brocha, sube la escalera, da sus trazos, y cuando se queda sin pintura vuelve a bajar a mojar la brocha (éste es el cantante de zarzuela); el otro tiene el cubo al lado: éste es el cantante de ópera, el cual al comenzar la representación ha colocado la voz, “in maschera” -nariz, sién, oído- que la mantiene hasta que acaba la función. El primero al subir la escalera canta la romanza, al bajarla tiene que hablar, y ya el tono y el color de la voz es distinto, ya que si hablara como canta se produciría un engolamiento de la voz, sería una ridiculez, hay que hablar normal, bajando la voz, desimpostarla.
P: ¿Cree que los directores de escena tienen el derecho a rehacer las obras alterando el texto de las mismas?
R: Ninguno. Es una vergüenza y una barbaridad lo que algunos están haciendo con las versiones de las obras. A los autores hay que respetarlos por encima de todo. Con la excusa de atraer a la juventud les están enseñando un producto que no es así. Yo estoy convencido de que la zarzuela es un género testimonial, ahora ya no se escriben zarzuelas, porque es muy cara mantener una compañía: hay un mínimo de 100 personas, una nómina muy difícil.
P: ¿Qué iniciativas propone para acercar la zarzuela al público más joven y para adaptarla a los nuevos tiempos alejándose del concepto actual de algunos directores de escena?
R: Simplemente representar la obra tal cual la escribieron sus autores. La zarzuela es una comedia musical fabulosa. Si los directores quieren mejorar tienen elementos y medios (luminotecnia, decorado, atrezzo, vestuario...) que en la época gloriosa de la zarzuela no poseían. El texto es sagrado, usted no lo toque. Que hay alguna frase que no coincide con la actualidad, suprímala, pero no me invente otra. La zarzuela es un género testimonial de una época, y tenemos que mantener ese testimonio.
P: ¿Cómo cree que se encuentra la situación actual del género a nivel de cantantes, directores musicales y respuesta de público?
R: Estamos bien, aunque el Teatro de la Zarzuela debería programar más títulos y representaciones. Yo soy muy nostálgico: gracias a los Festivales de España cantábamos zarzuela durante seis meses al año llegando a compartir escenario con la flor y nata de los cantantes. Hoy día, tenemos un nivel aceptable de cantantes, aunque en aquella época había más. Y el público responde, afortunadamente el Teatro de la Zarzuela siempre se llena.
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