De izqda a dcha: el barítono Marco Moncloa, el director musical Cristóbal Soler, el tenor Andeka Gorrotxategui y en primer término, la soprano Ángeles Blancas
El dibujo del programa de mano reflejó visualmente de manera acertada lo que ha sido este concierto: chocolate. Y de auténtico rechupete.
La primera parte del concierto se abrió con el poco escuchado pero inspiradísimo Intermedio de la ópera póstuma La venta de los gatos del maestro Serrano, donde la Orquesta de la Comunidad de Madrid consiguió plasmar la riqueza melódica y la variedad instrumental que definen a la pieza, quizá con un tempo algo más lento del acostumbrado. Ángeles Blancas entró en escena con un deslumbrante traje largo de color rojo cantando la emotiva y apasionada romanza "Cuando está tan hondo" de El barquillero de Chapí, donde se volvió a demostrar la similitud de su timbre vocal con la de su difunta madre, la grandísima soprano lírica Ángeles Gulín. Y es que Blancas (cuyo padre es el barítono Antonio Blancas) es la personificación vocal de su madre: vibratto, agudo y técnica son de Gulín. Es la madre reencarnada. No obstante, la dicción no está tan conseguida como desearíamos.
El agradable descubrimiento de la noche para quien os habla fue el del jovencísimo tenor (de unos 34 años) Andeka Gorrotxategui, ganador del último Concurso Internacional de Canto Ana María Iriarte, que acometió junto a Blancas con auténtica exaltación y dramatismo el dúo de Iván y Amapola "Amor, mi raza sabe conquistar" de La leyenda del beso de Soutullo y Vert, donde ambos estuvieron al borde del éxtasis, acompañándose de interpretación gestual dentro de los reducidos límites espaciales que se les deja para tal necesaria labor de lenguaje no verbal.
El barítono Marco Moncloa comenzó su intervención con el lúgubre Monólogo de Simón de La tempestad de Chapí que en su parte central fue verdaderamente expresivo el carácter desesperado de su interpretación. Tras el breve Intermedio orquestal de La Montería de Guerrero con la melodía del Fox-trot de la murmuración y un canto a la espada de El huésped del Sevillano cantado por Gorrotxategui con Soler algo apresurado, la primera parte cerró con otro momento de auténtica elevación: el dúo de Aurora y Germán de La del Soto del Parral; uno de los dúos más emocionantes de nuestra lírica defendido por Blancas y Moncloa. (Tanto La leyenda... como La del Soto... de Soutullo y Vert fueron llevadas al disco por los padres de Ángeles Blancas, quizá el incluir ambas obras en este concierto haya sido un velado homenaje a ambos, sobre todo a la inmortal Gulín).
En la segunda parte se experimentó una auténtica metamorfosis. El carácter serio, apasionado y dramático que caracterizan a las anteriores obras fue desplazado por la frivolidad de piezas más ligeras y de fácil escucha, en su mayoría de revista musical.
Al interludio orquestal de Los Gavilanes siguió el descubrimiento de una revista inédita del propio Guerrero: Las tentaciones, y a ésta, varios fragmentos muy pegadizos de la recordada revista lírica Luna de miel en el Cairo del maestro Francisco Alonso. Moncloa y Blancas se soltaron la melena y comenzó el baile y la diversión al compás de la chispeante música, destacando por encima de todo la vitalidad y vivacidad gestuales de la Blancas, que ganó a los otros dos en cuestión de ritmo y frescura. Esbozamos todos encantados más de una sonrisa al ver bailar a Ángeles los ritmos de Fox y charlestón del inolvidable "Tomar la vida en serio, es una tontería" de dicha revista.
El preludio de La verbena de la Paloma relajó los ánimos encendidos de divertimento entre el público. Pero aún no habían acabado, ni mucho menos. El concierto concluyó con fragmentos de la zarzuela Me llaman la presumida de Alonso, destacando el pegadizo dúo a ritmo de fox entre Blancas y Gorrotxategui, donde la juerga rítmica de la pieza volvió a instalarse en el escenario, siendo Blancas, como siempre, la que llevó la voz "bailable" de la pieza. El último fragmento cantado de esta zarzuela, terceto a ritmo de habanera "No reñir por tan poco", nos hizo reír una vez más cuando Ángeles acorralaba indignada señalándole con el dedo a Andeka en la parte izquierda del escenario, ante el estupor del joven. Una vez más las dotes de magistral actriz de la gran soprano madrileña nos divirtieron sobremanera.
Las propinas, como no podía ser de otra manera, fueron obligadas. Soler y su orquesta nos regalaron el pasodoble taurino "Gallito", tras el cual, pedimos a gritos un bis de los tres cantantes, petición que se nos satisfizo con el "Tomar la vida en serio..." con la participación de todo el teatro cantando la pieza y dando palmas al ritmo de Soler. De nuevo la deslumbrante habilidad marchosa de la Blancas nos subyugó y regocijó; sin duda más de uno nos la habríamos llevado a bailar Luna de miel en el Cairo. Es una pena, con nuestras ovaciones no pudimos sacar más bises a una jornada lírica memorable.
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