Compuso cerca de una veintena de títulos de género lírico español que reflejan temáticas sociales o históricas y se ambientan en escenarios muy diversos, algunos de ellos tan recordados por el aficionado como Katiuska (1931, una opereta ambientada en la Ucrania de la Revolución Rusa), La del manojo de rosas (1934, un sainete madrileño con el tema de las conveniencias sociales como telón de fondo y que resucitó el casticismo algo adormecido en el teatro lírico español de la época), La tabernera del puerto (1936, una historia de amor en el norte de España, en la región imaginaria de Cantabreda, donde se entremezclan temas tan escabrosos y ominosos como la violencia de género y el tráfico de drogas), Black el payaso (1942, una nueva opereta situada en el imaginario país de Orsonia que contiene un argumento fantástico y que por su misma temática recuerda a la ópera I pagliacci de Leoncavallo), Los burladores (1948, una historia de pícaros desarrollada en plena Guerra de la Independencia española contra los franceses), o Don Manolito (1943), La eterna canción (1945) y Las de Caín (1958), nuevos sainetes puramente madrileños, el último en estrecha colaboración con su hijo Pablo Sorozábal Serrano, fruto del matrimonio del compositor vasco con la tiple cómica barcelonesa Enriqueta Serrano, fallecida en 1958, y con la que efectuó grabaciones de referencia de sus obras en los años cincuenta para la casa de discos Hispavox. Sorozábal también cultivó música sinfónico-coral (como la Suite vasca) y varias bandas sonoras de películas, entre ellas la célebre Marcelino Pan y Vino (1955).
Posee en su haber dos óperas: Adiós a la bohemia (1933), una obra de estética verista definida como "ópera chica" e inspirada en un texto teatral de Pío Baroja, y su obra más ambiciosa e incomprendida en este género, Juan José, basada en el drama rural homónimo de Joaquín Dicenta, y únicamente estrenada en versión de concierto en San Sebastián en un año tan tardío como 2009. Estaba previsto su estreno con reparto ya preparado en vida del músico vasco en el Teatro de la Zarzuela en el año 1985, pero desacuerdos de última hora del maestro con el teatro lo impidieron.
Hombre de firmes convicciones ideológicas (declarado expresamente republicano de izquierdas durante toda su vida) pero no nacionalista tal y como se entiende hoy en día, fue aceptado en España durante el régimen franquista hasta el límite de ser casi completamente ignorado. En sus últimos años siempre achacó a la clase política dirigente el desinterés de la sociedad por la música en general y por la zarzuela en particular, además de culpar al fútbol como espectáculo de ocio la causa determinante del declive del género lírico español (a pesar de que en Don Manolito incluye una famosa romanza en la que se relata una entusiasta crónica futbolística por el personaje de Guillermo). Fue famosa su fama de hombre huraño y carácter intratable tanto por los artistas con los que trabajaba como con el público. Pero también poseía una fina ironía. Solía decir que vivía de tres mujeres (Katiuska, La del manojo de rosas y La tabernera del puerto) y que perdía su dinero con dos hombres (Black el payaso y Don Manolito), tal era la escasa aceptación del público cuando se representaban estas dos últimas zarzuelas en comparación con las otras tres.
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