Como última producción de la presente temporada, el coliseo
de la calle de Jovellanos ha decidido combinar en escena por primera vez una
opereta española de posguerra como es Black
el payaso de Pablo Sorozábal con una ópera que prácticamente inaugura la
escuela verista italiana como es I
pagliacci de Leoncavallo, bajo la concepción general de homenaje al mundo
del circo que ha realizado el joven pero experimentado regista Ignacio García.
Hay quien pudiera pensar que la idea que ha tenido el señor Pinamonti, la de conjuntar
zarzuela con ópera en el Teatro de la Zarzuela, resultaría un tanto arriesgada y cuando
no disparatada, pero a priori puede ser una opción válida, al menos para
desmitificar de una vez la ópera y ponerla en igualdad de condiciones con
nuestro género lírico. Pero en el caso presente el problema se encuentra en los
títulos elegidos.
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