Uno de los maestros indiscutibles del arte pianístico español, el bilbaíno Joaquín Achúcarro,
nos obsequiaba recalando en Madrid, dentro de una serie de conciertos
que ha estado realizando por ciudades de nuestro país. A sus venerables
82 años, el histórico Achúcarro aún mantiene unas cualidades motoras y
artísticas que lo suscriben como uno de los más consumados intérpretes
del presente panorama musical.
Lo que sorprende gratamente es que en el
pianista vasco no decaen nunca ni el vitalismo ni la más profunda
concentración. Pruebas de ello las demostró en la obra que venía a
ofrecer al Teatro Monumental, ese concierto con variaciones en
miniatura, preñado de ánimos y matices expresivos diferentes, como es la
Rapsodia sobre un tema de Paganini (tema que es en realidad el capricho para violín solo nº 24) de Rachmaninov.
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