Fiel a su actual apuesta por otros
géneros musicales diferentes al que le da nombre, el Teatro de la
Zarzuela presenta esta singular propuesta en castellano de una de las
operetas menos difundidas de Jacques Offenbach, La gran duquesa de Gerolstein,
fruto de la moda de las innumerables traducciones a nuestra lengua que
poblaron los escenarios líricos madrileños desde mediados del siglo XIX
hasta comienzos del XX.
Por tratarse de una nueva traducción del
francés, algunos aficionados podíamos estar con razón un tanto
perspicaces respecto al desafortunado precedente con la Carmen
españolizada que abrió la presente temporada del coliseo de la calle
Jovellanos, cuando se nos ofreció una traducción que perjudicaba (y
mucho) al originario texto de la ópera de Bizet. No obstante, en el caso
que nos ocupa, a pesar de los irremediables desajustes que a la hora de
una traducción de este tipo se generan entre la prosodia francesa y la
castellana, percibidos en ocasiones en el forzado engarce métrico del
texto traducido con los números musicales, se ha constatado un cuidado
trabajo de traducción, que a nivel de texto hablado evita los excesos de
los versos en ripio, elaborado por el musicólogo Enrique Mejías, cuya
versión para esta nueva puesta de largo de la opereta utiliza varias
fuentes originales de otras traducciones históricas de la obra de
Offenbach cuando ésta fue representada durante décadas en teatros de
Madrid, realizando una singladura de todas ellas realmente encomiable,
lo que se aprecia en el acabado general.
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