El pianista Antonio Oyarzábal nos acerca al universo musical de la infancia en su debut discográfico en el sello Orpheus con “The inner child” a través de un sugestivo recital conformado por cuatro grandes ciclos pianísticos que evocan la imaginería infantil. Abren el disco las paradigmáticas e irresistibles Escenas de niños de Robert Schumann, obra musical que a la manera de retales nos descubre a ese niño-adulto que fue el compositor de Zwickau, y en las que el joven intérprete bilbaíno realiza una inmersión intimista y contemplativa (en piezas como “De países y lugares lejanos”, “Ensueño”…) que contrasta con la sobria expresión otorgada a esas deliciosas miniaturas pianísticas que, en su atropellar, parecen interrumpirse unas a otras, en un continuum musical que aquí no es tanto, ya que Oyarzábal opta por separar y definir claramente las piezas de manera autónoma, concluyendo con un “Habla el poeta” sereno e introspectivo, coronado por una nota pedal largamente sostenida que se extingue lentamente.
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